"Hágase la luz"

La luz de la luna no era suficiente. La aridez del desierto inundaba la atmósfera, que sin embargo no podía ahogar a nadie. Porque allí no había nadie. Solo toneladas de arena y frío. Las noches eran frías y los días interminables. No había ni siquiera un calendario en el que ir tachando la cuenta atrás.

 

De repente, se hizo la luz. Infinidad de focos se encendieron a la vez, y en un suspiro, todo el hastío anterior desapareció. El olor a seco era historia, la gasolina se iba abriendo paso entre las fosas nasales, a la par que decenas de monstruos de metal iban llenando el vacío. Las señales eran inequívocas, la espera tocaba a su fin. El Gran Premio de Qatar de motociclismo había llegado. Una nueva temporada estaba en marcha.

 

La peculiaridad de Qatar le otorga un aire metafórico. Asimilado ya como amanecer de la temporada, sus focos hacen la luz en la soledad, de igual forma que se hace la luz en millones de personas que han pasado meses sumergidas en la oscuridad de un mundo en el que no existe el motociclismo del más alto nivel.

 

Otra particularidad reside en el contraste. En la mayoría de ciudades que son visitadas por el Mundial, el bullicio de MotoGP solo aumenta los decibelios de unas vidas gastadas con prisa. Sin embargo, Losail evoca la calma del desierto, la vida tranquila de siglos atrás. Y en apenas unas horas, es imposible oír silencio. Exactamente igual que en la mente de los aficionados a MotoGP. Tras unos meses en una insoportable calma, toda la maquinaria de los sueños de dos ruedas se pone en marcha de repente. Sin anestesia ni nada.

 

Pasando a lo personal, en este 2013 el GP de Qatar coincide con el alumbramiento de esta ‘gasolina con hielo’, un espacio discreto y cómodo donde poner un poco de calma y orden en un mundo de tempestad y caos. Como si se tratara del reservado de una discoteca, este habitáculo está pensado para la reflexión en frío. El motociclismo es un deporte cálido, donde la adrenalina juega un papel decisivo, donde la pasión se descontrola tanto en la pista como en las gradas.

 

Esa pasión es necesaria, sí. De hecho, es lo más maravilloso de este deporte. Pero para los que queremos hacer de MotoGP nuestro modo de vida por la vía periodística, esa pasión requiere un contrapunto. La temperatura del asfalto puede nublar la perspectiva y el juicio, es necesario dejar reposar las ideas y las opiniones.

 

Para ello, nada mejor que dejarse caer en el sofá y servirse una bebida con hielo. O en su defecto fría. Rebajar el calor corporal y relajar los pensamientos que quieran imponerse a la fuerza fruto de la mencionada pasión. Y así, poder extraer conclusiones alejadas de todo sesgo. Bienvenidos a mi reservado. Pedid algo con hielo en la barra y tomad asiento. Hay sofás para todos.

 

P. D: En esta presentación no puedo dejar de dar las gracias al equipo de ‘Paddock Motociclismo’ por dejarme este reservado. Y por dejarme libertad para decorarlo e invitar a quien quiera. Parecen buenos caseros, así que habrá que ser buen inquilino.

 

Nacho 

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